El día 18 de septiembre de 2020 día anticipado del otoño, se presentó en Valdelacalzada en el salón de actos del Ayuntamiento el libro “Las mujeres de la Colonización” de la autora Emilia Ramos Silva, cronista oficial de Valdelacalzada.
Previamente se habían realizado todos los protocolos de desinfección y organización de espacios por el Covid 19, con una implicación total por parte del alcalde, concejales, policía municipal, bibliotecaria y trabajadores del ayuntamiento.
La programación aparece reflejada en el cartel que con tal motivo se había realizado para invitar a los vecinos de la localidad por los diferentes medios de difusión.
Puntualmente tuvo lugar el acto que presentó magistralmente Lole Morejón . Tras las palabras del alcalde Pedro Inocente Noriega, fue el ilustrador de la portada Felipe Alarcón Echenique el que nos regaló su agradecimiento a Extremadura por la importancia que ha tenido en su trayectoria personal y profesional.
Emilia Ramos hace una breve exposición sobre el por qué de este libro. Un libro homenaje a las mujeres que por las circunstancias de la época habían quedado invisibilizadas, así como sus nombres. Una reivindicación de su importancia como pilares básicos del origen de nuestro pueblo y de su posterior desarrollo. Una visión de la historia desde su perspectiva de mujer con la problemática no separada de los hombres, con la asunción de un papel relegado a segundo lugar, pero con una capacidad de lucha y esfuerzo inquebrantables. Un reconocimiento a todas ellas. Dejo palabras textuales:
«Cuando comencé a entrevistar a cada una de las mujeres, dicho sea de paso, el trabajo más emotivo que he realizado hasta ahora. He disfrutado con ellas haciéndome partícipe de sus vidas, viendo sus caras de ilusión y agradecimiento porque me interesaba sus vidas que ellas consideran tan poco importantes. Fui descubriendo verdaderas heroínas, mujeres resolutivas, incansables, luchadoras no solo por el bienestar de sus familias sino por su comunidad, por su pueblo, por sus vecinas y amigas. Entre todas no solo nos han contado su historia sino también la historia de nuestro pueblo desde sus distintas perspectivas. Lugares, hechos, como eran las relaciones familiares así que pensé que debía haber una representación de todas: las colonas, las esposas de obreros o trabajadores de Colonización, las industriales y las maestras. Nos han contado su visión de la vida, sus dificultades y con ello de alguna manera han realizado un análisis de la realidad que les tocó vivir. Algo que yo he aprovechado para profundizar un poco en el capítulo final. ¿Qué era el estraperlo, por qué las cartillas de racionamiento, los lutos, por qué ganaban menos o por qué dependían del marido, por qué eran consideradas menores de edad…?
Estoy muy agradecida a todas ellas porque me han mostrado valores tan importantes como la solidaridad, el respeto y el cariño. La paz que sienten al recordar épocas pasadas. En el transcurso de la elaboración del libro hemos perdido a tres de ellas a las que quiero recordar con mucho cariño: Carmen León, Emiliana Espejo y Ana Bejarano. A Ana Dávila que sufrió un ictus. En fin, a todas las recuerdo porque de alguna manera todas han pasado a ser parte de mi vida».
Sobre las 20 horas, aproximadamente, se produce la intervención de Begoña García Bernal, a la que invité por ser una mujer luchadora y comprometida por la igualdad de las mujeres y su desarrollo rural y que es en la actualidad Consejera de Agricultura, Desarrollo Rural, Población y Territorio. Ella me hizo el honor de hacer la presentación del libro que transcribo textualmente:
«Buenas tardes a todas y todos…
Cuando a una la nombran con un cargo político como el que ostento tu vida cambia. Todo se vuelve más intenso, más aún cuando una es una persona comprometida y se deja la piel en su trabajo. Pero no es todo fácil, pasamos momentos duros, desvelos, confieso que me cuesta dormir, porque soy muy machacona con el trabajo.
De pronto te llega una invitación para presentar un libro. Suelo ser muy agradecida, y leo y contesto todo lo que me llega. Pero si encima, esa publicación tiene que ver con lo rural y la mujer, no puedo negarme. Nunca lo haría. Lo llevo en la sangre.
Entonces es cuando puedo pararme unos minutos a pensar y dar las gracias por lo afortunada que soy de estar en el cargo que estoy. Por los sinsabores también, pero por cosas como estas más. Confieso que me he empapado el libro en un solo día. Atrae, fija tu atención. Se trata de una loa, un agradecimiento justo, solidario, desde el corazón con nuestras madres, nuestras hijas o nuestras abuelas. Las que nos allanaron el camino cuando era más difícil. Ojo, muy difícil, porque desgraciadamente aún no nos lo siguen poniendo sencillo.
Emilia, gracias por emocionarnos, y por dejarnos sobre el papel las historias de tantas mujeres referentes, extremeñas de raza, y sacrificadas en unos tiempos en los que solo se les agradecía su labor de puertas para dentro, si es que eso ocurría…
Con tu permiso, Emilia, solo voy a citar algunos casos, de los que me asomaron alguna lagrimita al leerlo. Lo confieso…
– Comenzando por Servanda, hija y nieta de una familia de mujeres fuertes y solidarias. Once hijos, once…. Puro sacrificio.
– “La señorita Mari, la maestra que siempre decía que las niñas tenían que saber, que estudiar y esforzarse para tener una carrera con la que ser independientes, que lo demás vendría solo”. Cuanta verdad en tan pocas palabras.
– O Doña Manolita, que decía que “creer en un alumno conllevaría que él creyera en sí mismo para superar las dificultades”.
– O Juana la del pan, que mantuvo un sistema de colaboración y solidaridad para el que el producto básico de la alimentación estuviera en todas las casas.
– Juana la lobonera, una curandera empírica. Qué definición más preciosa Emilia.
– Guillerma y Francisca, ligadas al negocio del tabaco, tan importante hoy en día en Extremadura
– O Isabel Corcobado, la primera taxista de Extremadura. Benditas taxistas que nos permiten desplazarnos a las que no podemos conducir.
Dejando las citas a un lado, y me centro en el lenguaje del libro, donde por encima de todo destacan las palabras Esfuerzo, trabajo, entereza y sacrificio. Palabras inherentes, ligadas a otra palabra más global, la mujer.
Hoy no os voy a soltar ningún discurso político, me lo he prometido a mí misma. Porque hoy las protagonistas sois vosotras, bueno, en realidad, somos todas. Nosotras, las mujeres.
Nunca lo hemos tenido sencillo, pero gracias a mujeres como las que salen reflejada en este libro, hoy somos más libres, y podemos seguir luchando para que ninguna de nosotras se quede atrás.
Desde mi puesto, en la consejería de Agricultura, os puedo prometer eso. Que peleamos y trabajamos por reforzar el papel de la mujer. Y lo digo en Valdelacalzada, donde las mujeres son el pilar, la esencia y el motor de la economía, recogiendo la fruta que mantiene el empleo de la zona. Somos plenamente conscientes.
Simplemente me despido dando las gracias, en primer lugar a Emilia, pero a todas en general, por hacerme partícipe de la historia de estas mujeres, ejemplos a seguir, que insuflan ganas de seguir luchando para poder reivindicar, aún más, el papel de las mujeres. Y en particular, a las madres.
Digo adiós con una cita de una copla que llevo en mi memoria siempre…
“Por anchos que sean los mares, y más altas las cordilleras, por más que en la tierra brille la madera, por más noble que perfume la madera, por más que las noches de estrellas, desnuden amores y mares, por más que el pájaro cante, y las nubes se levanten, y más azul esté el cielo. Donde se ponga una madre, todo se quite del medio”.
Gracias».
Para terminar el acto, Toni Tello, componente del Club de Lectura de la Biblioteca de Valdelacalzada nos recitó el poema de Delia Arjona,” Flores para ellas” que forma parte del contenido del libro.