En el escrito de aprobación del Proyecto de Urbanización de Valdelacalzada redactado por el arquitecto Miguel Herrero Urgel en el mes de junio de 1954, la Dirección General hacía contar que se variaran las fuentes y remitió unos croquis que sirvieran como base para la instalación de abrevaderos y otras fuentes que tuvieran carácter más rural, según consta en la Memoria reformada del proyecto de urbanización redactado por el arquitecto director Miguel Herrero Urgel y el aparejador auxiliar Rafael Morales Macías. En dicha memoria se incrementan los precios del proyecto inicial que era de 4. 413. 208, 88 pesetas, resultando un presupuesto final de 4. 675. 580, 37 pesetas.
En este proyecto se incluyen las calles principales, calles de carros y calles peatonales además de fuentes y abrevaderos colocadas en diferentes plazas.
La plaza que nos ocupa, plaza del Pilar, plaza de los Industriales en años anteriores ha sufrido algunos cambios desde sus orígenes sin haber perdido nunca su esencia. Algunos vecinos recuerdan una noria en los primeros años (antes de 1957) de la que se extraía agua para el uso doméstico ya que aún no existía agua corriente en las viviendas. Hasta 1958 es posible que no estuvieran colocadas la fuente y el abrevadero de esta plaza porque, aunque había hecha gran parte de la urbanización, la memoria está firmada en noviembre de 1957.
La fotografía del matrimonio Ruiz Acosta tomada a mediados de los años 60 muestra una plaza donde vemos la fuente de granito, pero con el suelo sin urbanizar, y bastante deterioro en las paredes.
Es la época en que Valdelacalzada seguía siendo considerada como un barrio de Badajoz y donde los recursos brillaban por su ausencia. A finales de los años 60 el Instituto Nacional de Colonización a través de la Cooperativa de Colonos sugiere el cambio de puertas falsas de madera que se habían instalado en las viviendas en su construcción, por otras más ligeras de metal. En la fotografía realizada desde el campanario podemos ver la plaza del Pilar que no deja de ser un cruce de calles de carros (callejas). También podemos apreciar las puertas falsas en color gris en sustitución de las verdes de madera.
Cuando Valdelacalzada adquiere la categoría de Entidad Local Menor y cuenta con recursos propios comienzan a arreglarse las calles peatonales con un porcentaje de inversión a cargo del ayuntamiento y otro a cargo de las familias que podía ser en forma de trabajo. Es impensable que arreglar fuentes y mobiliario urbano fuera prioridad para el escaso erario público.
En la fotografía podemos ver el abrevadero roto y el abandono en el entorno.
No es hasta los años 80, con la democracia, cuando esta plaza comienza a tener un aspecto más higiénico y decorativo. En 1986 se limpian todas las fuentes y abrevaderos colocándoles los detalles en hierro que se habían deteriorado (grifos y farolas), y, aunque ya habían perdido la función para la que habían sido creados se rehabilitan con el fin de mantenerlos como patrimonio de nuestro pueblo. Ya se habían perdido los adornos que llevaba el abrevadero en ambas esquinas, había sido golpeado en un lateral del que se había desprendido parte del granito
Desde los comienzos de nuestro pueblo esta plaza había sido el lugar donde se ubicaban los puestos de recogida de tomates y pimientos para la empresa Corchero de Montijo. Más adelante sirvió para colocar algunos “cacharritos de feria” cuando la plaza se quedaba pequeña, incluso para algunos teatros de comedias. La carbonería de la familia Gómez Benítez estuvo desde sus inicios ubicada en esta plaza (en la fotografía de los años 60 podemos apreciar su motocarro) y en los años 80 y 90 las traseras del supermercado de Emilio González y María Acedo en cuyo corral se realizaban los sacrificios de cerdos para la venta de carne y embutidos.
A comienzo de la década de los 90, Carmen León instalará el quiosco de los churros y poco a poco va sembrando la zona aledaña de plantas y palmeras, así como el abrevadero.
En 2020 se realiza un proyecto de rehabilitación de la plaza a cargo de la Diputación Provincial de Badajoz con fondos FEDER con una inversión de 57.293,15 euros y se coloca nuevo mobiliario urbano. La fuente se traslada de lugar con el objetivo de que tenga un sitio principal en la plaza y se cortan algunas palmeras que habían sufrido el ataque del picudo rojo o gorgojo manteniéndose solamente una de ellas. El quiosco desaparece tras el fallecimiento de Carmen León, aunque ella dejó su impronta, de manera que no se puede hablar de la plaza sin que su nombre salga a colación. En sus más de 20 años en los que regentó el quiosco alegraba el lugar con sus risas, dichos y alguna que otra copla. Todavía cuando pasas por allí puedes escuchar el eco de su voz.