Cronista

De barcas y barqueros

Los que ahora andamos en los 60 años y pico, oíamos siempre hablar de la barca de La Orden. Los que tienen menos de 60 ya lo escucharon menos y los que andan entre 40 y 50 ya no saben muy bien de qué va la cosa. Los de mi edad, digo, lo escuchábamos, pero hay que hablar con los que tenían unos años más para que te digan que era, como era y para qué se usaba.

Hay que remontarse a los años 50 del siglo pasado. Había que cruzar el río y las comunicaciones de transporte de personas y mercancías brillaban por su ausencia.

Los primeros colonos que ocuparon los barracones utilizaban las bestias y las zonas menos hondas del río para cruzarlo y así llevar los sacos de trigo para molerlos en Lobón. Rufino García recuerda como su padre y su tío se ponían de acuerdo” Yo pongo el burro y tu pones el hijo”, decía su padre a su tío porque aquello era un poco peligroso. Para el transporte de personas se utilizaba una pequeña barca que dirigía con acierto el señor Alonso de Puebla de La Calzada.

En el BOE del 17 de enero de 1950, se publica el DECRETO de 23 de diciembre de 1949 por el que se aprueba el plan general para la colonización de la zona regable de Montijo. Dentro del decreto y respecto a la construcción de camino aparece el siguiente dato:

Se considerará también camino general el que une el “Centro de Colonización” instalado en la finca «La Orden» con la calzada romana, cruzando el río Guadiana por una barca de sirga.

La barca de la Orden fue el único medio que se puso en funcionamiento para para dar ese salto de una orilla a otra de un río que era imprescindible pasar y cruzar. Manuel Cidoncha y Antonio Caballero nos cuentan que la barca de La Orden era una balsa de gran dimensión en la que se transportaban materiales de construcción e incluso maquinaria como camiones o tractores. Estaba sujeta por un cable que unía ambas orillas en las que previamente se habían construido sendos embarcaderos. Era una barca a motor. Fue imprescindible para la construcción de canales acequias etc porque permitía la llegada más rápida de los medios para su construcción. También, como no, servir para el tránsito de personas, carros y animales. Otros como Gregorio Pérez “el lobonero” y su hermano nos dicen que en los primeros tiempos la barca no era a motor sino que se propulsaba tirando de unas maromas.

Muchos la usaron en los primeros años para acudir a los cursos organizados por el INC para la formación de capataces o para la formación de las jóvenes hijas de colonos. Paula Cabanillas se refiera a la barca que tenía que coger para llegar a la Escuela de La Orden.

Algunos jóvenes usan hoy aún la localización “carretera de la barca”, pero sin imaginar que era en realidad eso, el camino que llevaba hasta el paso del Guadiana y que acortaba de forma sencilla el enlace hasta la carretera Badajoz- Mérida.

Junto al embarcadero se construyó una caseta para el motor que todavía podemos encontrar en la orilla de Valdelacalzada y que según nos cuentan de utilizó para la extracción de agua del río en los años sesenta durante la fuerte sequía que se produjo en el campo.

El INC adjudicó una de las viviendas aisladas más cercana al embarcadero a una familia que se encargaría de su vigilancia y funcionamiento y cuando la barca se quedó en desuso esta sería adjudicada por confederación a otra familia junto con las tierras para su cultivo.

Francisco Sánchez Rico, barquero, trasladando a un grupo de personas.

¿Qué fue de la barca?

Algunos cuentan que la barca estuvo hundida algunos años, pero son rumores porque no recuerdan haberla visto en tal estado. No podemos datar la fecha en que la barca desapareció de la vida de los valvienses, aunque su nombre ”La barca de la Orden”, la carretera de la barca, el embarcadero siga formando parte del lenguaje cotidiano de nuestro pueblo.

Francisco Tienza García, el padre de los talaveranos, era el barquero de Talavera la Real, ya lo había sido su padre y también sus abuelos. Vivían en un chozo con su familia junto al embarcadero que tanto trabajo daba en aquellos tiempos. Con grandes remos había que mover aquella barcaza en la que no solo se transportaba personas sino también ganado.

Juan Tienza, hijo de Francisco, nos cuenta como los rebaños que venían de fincas como el Cincho, Las Monjas y Valmojado pasaban a la otra orilla buscando mejores pastos, eran tiempos de transhumancia.” Mis tíos eran pescadores y llevaban los peces capturados a las poblaciones cercanas para venderlos. Aquello pertenecía a don Diego Castillo y se llamaba “La vega de la barca”. Mi padre solicitó una parcela en Valdelacalzada porque aquella vida era muy dura y se ganaba muy poco”.

Francisco Tienza García llegó con su familia en 1953 para cultivar la parcela adjudicada por el Instituto Nacional de Colonización y dar un futuro mejor a sus hijos. De todas maneras, la barca tenía sus días contados tras la construcción del baden a finales de los años 60.

Fotografía tomada del blog Crónicas de Talavera
Emilia Ramos Silva
Emilia Ramos Silva

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