Hace varios día estuve visitando la casa de Carmen Reyes González para pedir una fotografía de su madre, la señora Juana, vendedora de pan en los inicios de nuestro pueblo. Carmen me contó con todo detalle la lucha de su madre por sacar adelante a su familia, de su valentía y de su infatigable deambular hasta conseguir tener un lugar definitivo donde vender sus mercancías. Gracias a su madre y al trabajo en la parcela de su padre y sus hermanos pudieron vivir dignamente.
Juana González Villena vino de Hornachos en 1951 con su esposo Fernando Reyes Castaño y sus seis hijos.
Era una mujer emprendedora y enseguida se dio cuenta de que tenía que hacer algo para apoyar la economía de una familia tan numerosa y con una parcela que apenas empezaba a producir. Eran los tiempos en que en el recién creado pueblo no existía comercio y las mujeres eran las que se desplazaban con la burra o andando hasta el vecino pueblo de Puebla de la Calzada para realizar las escasas compras que les permitía sus pocos recursos. Un día llevó un saco de trigo con la burra y lo trajo hecho panes. Se informó, se puso en contacto con una panadería de Lobón que le proporcionó el pan para que pudiera venderlo en Valdelacalzada y ahí comenzó su andadura más que como panadera como vendedora de pan.
En los primeros tiempos la ventana abierta de su comedor que daba a la calle Generalísimo Franco, hoy calle Constitución, sirvió de mostrador para repartir los cinco o seis panes que cada familia compraba. Otras veces la puerta de su casa permanecía abierta mañana y tarde y en dos cajones de madera guardaba los panes que vendía a cualquier hora. Aquel espacio fue llenándose de garrafas de vino y recipientes de aceituna que ella misma preparaba e improvisaron un pequeño comercio.
El empresario de Lobón le traía el pan hasta su casa y cuando la plaza del mercado comenzó a funcionar le proporcionó un carrito con una pequeña techumbre que colocaba en las traseras de su casa. Allí estaba también Valentina, la carnicera, con un carro similar.
Cuando el quiosco “El pájaro verde” dejó de abrirse al público, el dueño de la panadería lo compró, la señora Juana lo instaló en el corral de su casa y con las puertas falsas abiertas dio lugar a un comercio que tampoco cerraba sus puertas en todo el día.
Pero no terminaría aquí el camino iniciado, poco después y antes de que el señor Rafael Vera empezara a hacer el pan, fue allí en los arcos donde se estableció el despacho de pan, en un pequeño mostrador situado en una sala detrás del zaguán.


El final de su deambular fue la construcción por parte del señor Miguel Galera de tres locales en el granero de su casa en el que de manera definitiva estuvo la panadería junto con la carnicería y la pescadería hasta que cerró sus puertas la señora Juana en 1970. Allí siguió vendiendo el pan y las aceitunas que se depositaban en el plato o recipiente que la clientela llevaba de su casa.
El sistema para que las familias pudieran tener pan durante todo el año era el siguiente: Los colonos vendían el trigo al dueño de la panadería y este les daba a cambio unos vales por el valor del trigo entregado . Así se garantizaban el pan para todo el año, aunque en muchos casos el trigo que se entregaba era el doble del peso del pan. Con aquellos vales las familias compraban cada día su pan. Había vales por valor de un pan, dos panes, tres panes… Y las mujeres, que eran las encargadas de comprar en aquella época, se los prestaban unas a otras. Ninguna familia se quedaba sin el pan si otra podía ayudarle. De alguna manera se mantuvo un sistema de colaboración y solidaridad para que el producto básico de la alimentación y, a veces el único, no faltara en cada casa.
La señora Juana no sabía leer y escribir pero eso no fue un obstáculo para el desempeño de su oficio de vendedora. Recordarla es recordar los comienzos del comercio de nuestro pueblo y la amabilidad con la que atendía y ayudaba a todas familias que la necesitaban y poner en valor la lucha diaria de tantas mujeres que a la sombra de sus esposos desempeñaron un papel fundamental en el crecimiento y desarrollo de Valdelacalzada.