Cronista

Isabel Corcobado la primera taxista de Extremadura

Nuestra vecina Isabel Corcobado,la primera mujer taxista de Valdelacalzada y de Extremadura, con ella comienza esta sección del blog.

Llegó con su familia a Valdelacalzada en 1948 desde Hornachos, era la mayor de sus cuatro hermanos, tenía 14 años, y desde el primer momento ayudó a su padre en la parcela. En los primeros años fue a dar clases de labores con la señora Maria en el patio de la casa de señorita Mari y participaba en todas las actividades que se hacían en el pueblo. Asistía a las catequesis de los padres misioneros en los años 1949 y 1950. Prepararon un altar y ella y otras chicas del pueblo fueron a por las flores, en la serré que les dejó el perito, hasta el cortijo de don Álvaro del Solar. Incluso limpió la casa donde vivían los peritos en la calle Hernán Cortés.

Conoció a Carmelo que trabajaba de tractorista en el cortijo de La Vara. Había llegado dos meses antes que Isabel desde Almendral. Se conocieron en Aldea del Conde en una romería a la que los llevaron los camiones de Colonización. Carmelo tocaba el saxofón y eso a ella la entusiasmó.

Se casaron en 1955 y fueron a vivir a casa de Rosario la del Almendral en la plaza del Mercado. En aquella época se iban a vivir a una habitación que les alquilaban ya que no había ninguna posibilidad de tener casa propia. Entre ellas se estableció una relación de amistad tan grande que Rosario era para Isabel, casi, como una madre, le ayudaba en todo.  Allí nacieron Carmelín, Isabelita y María del Rosario.

En aquel tiempo Carmelo trabajaba de taxista, fue el primer taxista, aunque trabajaba para su tío Santos Venegas «a medias» y poco después decidió independizarse. Cuando tuvieron dos coches, Isabel tomó la decisión de sacarse el carnet de conducir y así fue, en 1965 obtuvo ambos el de conducir y el de taxista.

«No salía con el taxi de noche», cuenta Isabel, » Pero un día vino a buscarme una pareja de etnia gitana para que los llevara a Mérida. Yo observaba que la chica, que era muy joven casi una niña, no dejaba de llorar. Sospeché que la llevaba a la fuerza. Asi que en un momento determinado le dije al hombre que se bajara que tenía que mirar algo que no funcionaba del coche y cuando se bajó, aceleré y me volví».

Efectivamente era un intento de secuestro así que la familia de la joven que estaba desesperada en la plaza del pueblo le agradeció su gesto muy emocionada. Habían venido a recoger tomates en verano, algo muy usual en aquella època.

Otro día le avisaron desde Guadiana una familia que vivía en el campo y, como no era capaz de encontrar el lugar, el guarda del Puro le permitió subirse a la azotea y desde allí pudo averiguar donde vivían.

Un señor al que llevó a Badajoz le preguntó si había pasado miedo con él, no quiso decirle su nombre, siempre le intrigó aquel hecho.

Isabel, de campo con sus hijos y su taxi.

Iba todos los días a Montijo, mañana y tarde porque en Montijo era donde se realizaban las compras de ropa, zapatos, ajuares y donde se iba al dentista y a los médicos. Era lo cotidiano. A veces le hacía recados a la gente que no podía desplazarse por algún motivo..

Se examinó del carnet especial para conducir autobuses y  cuenta sonriente que la primera vez suspendió porque llevaba faldas y por eso no podía maniobrar bien, así que la siguiente vez se colocó los pantalones de Carmelo y, -“Vamos que aprobé” -ríe con orgullo.

Estuvo llevando niños durante 14 años a Puebla y Montijo, al instituto y a los Salesianos. Los recogía en los pueblos de alrededor hasta en Puebla de Obando. Se ponían de acuerdo el matrimonio y uno llevaba el coche y el otro el autobús.

Después de aprobar el carnet estuvo durante 15 días practicando en Badajoz.- Yo no le tenía miedo a nada- cuenta- creo que las mujeres podemos hacer las mismas cosas que los hombres, aunque en aquella época no era lo normal. Yo fui la primera taxista de Valdelacalzada y de Extremadura.

Isabel nunca se ha arrepentido de haber trabajado fuera de su casa, al mismo nivel que su marido. Cuando estaba parada en el taxi siempre estaba haciendo punto e incluso cosiendo. En Montijo tuvo una habitacion en casa de la señora Ramona, la madre de Fina, y ahí tuvo una máquina de coser. A su hija Choni la apuntó al colegio en Infantil, con Ana, y con cara divertida dice : “Alguna vez se me olvidó de ir a por ella al colegio pero la señora Ramona, que era como de familia, me la recogía y le daba de comer”

«Yo organizaba a mis hijos, que fueron muy responsables desde pequeñitos, y pude desempeñar mi trabajo muy bien. Siempre tuve el cariño de la gente que trasladaba y de los comerciantes de Montijo así como de los médicos y dentistas que me trataban con mucha familiaridad».

Hace unos años Isabel realizó un reportaje para Canal Extremadura dentro del programa Mujeres.son. En el siguiente enlace podemos ver el programa completo.

Emilia Ramos Silva
Emilia Ramos Silva

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