Entre los años 1951 y 1980 Extremadura perdió cerca de 700.000 personas debido a la emigración, quedando una población en 1975 de 1.100.000 habitantes aproximadamente.
En el caso de los pueblos de Colonización en el Hoy del 22 de septiembre de 1974 se publica un largo artículo con el título: ”El Plan Badajoz se despuebla” escrito por José L. González Haba.
En este artículo se hace un balance del Plan Badajoz entrevistando a vecinos de varios pueblos de las Vegas Bajas donde cuentan los problemas que tienen y que el periodista resume en:
1º Los frutos valen muy poco. No es el agricultor quien fija los precios de los productos agrícolas, sino el intermediario. El productor no obtiene lo suficiente. El consumidor tiene que pagar un precio excesivo por algo que se pagó muy barato. El único que se beneficia es el intermediario.
2º La mano de obra es muy cara. El colono que no tiene hijos que le ayuden está vencido por el costo de la mano de obra contratada.
3º Los abonos, herbicidas, insecticidas etc., han registrado notables incrementos en los precios y seguirán subiendo.
4º Los piensos para el ganado son caros y, además, se distribuyen injustamente. “Fuimos a Mérida a las cinco de la mañana para traernos piensos-me dice un colono de Valdelacalzada- y tras mucho esperar nos dan cuatrocientos kilos mientras que otros se están llevando vagones enteros.
5º Los pueblos del Plan no son aptos para la juventud. No hay puestos de trabajo y los jóvenes tienen que emigrar a Madrid y Barcelona, al sector de la construcción. Acaban arrastrando a los hermanos y a los padres. Los poblados se despueblan.
6º Las cuentas que pasan el IRYDA y la Confederación Hidrográfica del Guadiana no están claras. Falta información. El colono no sabe qué paga. De vez en cuando pasan atrasos que nadie se esperaba.
7º Sobran palabras y faltan hechos. Es frecuente escuchar promesas que no se hacen realidad.
INQUIETUD POR LOS ATRASOS.
Todos los colonos están inquietos por los atrasos pasados al cobro últimamente. Ahora les piden, por agua y el canon de obra de la C.H.del G., atrasos de los años 71 y 72. “A mí me supone- me afirmó un colono de Guadiana del Caudillo- quince mil pesetas; a otros, más”.
Con quienes he hablado, esta cuestión de los atrasos es fundamental en este momento, cuando nadie o casi nadie, tiene dinero para pagarlos. Estaban convencidos que ya habían satisfecho el canon de obra y el agua correspondiente a esos años.
“Las cuentas no están claras”, inciden. Un colono explica:
-Desde 1952 que ocupé la parcela, yo pagaba al Instituto el 60 por ciento de la producción de trigo, maíz y algodón. Las vacas las pagué con las crías. Nunca se me ha demostrado que el valor de aquella producción y el de las crías suele ser inferior a lo que yo tenía que pagar al Instituto. Estuve cotizando por este sistema durante seis o siete años y, al final, se me dijo, que todavía tenía 52.000 pesetas de deuda. Estoy convencido de que lo que yo entregué valía más de los que ellos me dieron. Hace cuatro años, me entregaron el título de la parcela y la vivienda, en el que viene el valor de las tierras y de la casa, que tenemos que amortizar anualmente. La parcela en 25 años y la vivienda en 40. Yo vengo pagando por esto más de 21.000 pesetas, porque dicen que iban incluidas muchas cosas. Ningún año pagamos lo mismo, cada vez nos cobran más.
Quise confirmar tales aseveraciones y hablé con otros colonos. Coincidieron. Sobre la cuota de amortización de la parcela y la vivienda vienen pagando otras cosas que no saben de qué provienen. Los recibos pasan de las veinte mil pesetas.
EXPLICACIÓN OFICIAL.
En IRYDA me dieron, más tarde, información de todo ello. Cada colono tiene en el Instituto una cuenta corriente. Doce mil se manejan. Hay una lista cobratoria donde están desglosadas todas las partidas y el conoce porque anualmente se les envía la cuenta. Ellos deben guardar una copia y devolver las restantes, con su aprobación, o impugnarla.
Los empresarios agrícolas del Plan tienen que pagar: 1) La cuota de amortización de las propiedades que recibieron. 2) Los anticipos. El Instituto paga, como administrador, los recibos de la Hermandad, la Seguridad Social, canon de obras y agua a la Confederación Hidrográfica del Guadiana, guardería y mayorales etc. 3) El 1 por ciento de la producción, como tasa Hacienda. Esta tasa fue aprobada por decreto 2085 (artículo 3º, apartado B) de 27 de octubre de 1960.
Los recibos no desglosan estas partidas. Pero el colono las conoce por la copia que recibieron y, además, tienen a su disposición en el Instituto, los libros. A ninguno se les oculta las cuentas.
En cuanto al porcentaje de la producción que satisficieron al IRYDA (entonces Instituto Nacional de Colonización) no fue del 60 por ciento, sino del 40 aproximadamente. El Instituto valoró tal producción e ingresó este valor en la cuenta del colono. En algunos casos resultó negativa; en otras positiva, según la deuda y el valor que se le entregó.
LA DESPOBLACIÓN.
La despoblación es un hecho en el Plan Badajoz. En algunos pueblos, como Guadiana del Caudillo y Alcazaba, por ejemplo, aumenta día a día.
Los hijos de los colonos son los primeros en emigrar a Madrid y Barcelona y acaban siguiéndoles los padres.
Desde los inicios el IRYDA lleva una estadística de las parcelas que quedan vacías. El total se eleva a mil doscientas. Si bien están incluidas aquellas que no llegaron a ser ocupadas por los adjudicatarios, por previa renuncia de estos, no figuran en las estadísticas aquellas que no han revertido al Instituto, aunque no estén ocupadas por sus adjudicatarios.
Es frecuente la marcha del aparcero a Madrid o Barcelona y no entrega ni parcela ni vivienda. En algunos casos las arriendas o dejan a una tercera persona a su cargo. El Instituto tiene que abrir un expediente.
En el Ayuntamiento de Guadiana del Caudillo, el tablón de anuncio estaba repleto de oficios del IRYDA exponiendo que tal o cual colono ha abandonado su parcela y se ignora su paradero. Se concede un plazo para que se personen o el Instituto adoptará las correspondientes medidas para laboreo de las tierras.
En cuanto a la vivienda el Instituto no puede disponer de ellas si no media un expediente de alzamiento.
LA IRRENTABILIDAD.
Aunque son variados los problemas que padecen los colonos del Plan Badajoz, el que da origen a la situación anómala es el de la irrentabilidad del campo, sobre todo en regadío. Me han afirmado que el secano está ganando en rentabilidad al regadío y que en los pueblos de donde proceden estos colonos se vive mejor que en los del Plan Badajoz. Si esto es así la situación es gravísima.
Hace falta una política agraria no tan política. En España todo se politiza, hasta el fútbol. Al campo le está pasando lo mismo
Nos encontramos en noviembre de 1974, en la última etapa del régimen. El colono muestra sus dificultades a la prensa y esta las recoge y se publica, aunque el periodista trata de hacer un ejercicio de objetividad poniendo sobre la mesa ambas posturas, la del colono y la de la administración, en este caso el IRYDA.
Es la primera vez que vemos reflejados los problemas en la prensa. Problemas que siempre tuvieron los colonos y que se silenciaron de forma permanente como si todo fuera de color de rosa.
Si analizamos la noticia vemos especificados todos los costes que la parcela tenía para los colonos, como se iban pagando todos los gastos, incluso el pago a Hacienda, a la hermandad de Labradores y hasta guardería y mayorales que Colonización anticipaba y luego cobraba a los colonos. También está el coste del agua y los cánones de obras, aunque el propio IRYDA reconoce no desglosar los pagos.
La pérdida de población en todos estos pueblos fue una realidad. Efectivamente familias enteras habían abandonado las parcelas y se habían marchado a Madrid, Barcelona e incluso el País Vasco. En el caso de Valdelacalzada se produjo una emigración importante, por una parte, de los hijos de colonos que marcharon como bien dice la noticia a trabajar en la construcción o en fábricas, y por otra parte, las familias. Todos tenemos en nuestra mente aquella familia vecina que se marchó, cuyos hijos habían ido con nosotros a la escuela.
En 1960 Valdelacalzada tenía 2.696 habitantes, en 1970, 3.158, aunque en las noticias que aparecen en 1964 en “Extremadura Pueblo a Pueblo”, en los datos de Valdelacalzada muestra una población de 3.900 habitantes. Más adelante, con motivo de las ferias y fiestas de octubre de 1968 se habla de 3.500 personas, cito el título del artículo realizado por el párroco, Crescencio Fernández Utrero: “Somos 3.500 personas que sentimos en nuestras conciencias el peso de la revolución positiva del Plan Badajoz”. En 1991 son 2.504 las personas que vivíamos en nuestro pueblo. En el padrón del año 2000 había una población de 2.596 habitante y en el de 2020 somos 2.782. El despoblamiento que se produjo en aquellos años, no solo por la emigración sino también por la marcha de las nuevas familias formadas entre los hijos de colonos a las Vegas Altas y a Guadiana, afortunadamente se ha parado, manteniéndose Valdelacalzada en una población estable incluso aumentando levemente.
Articulo del libro Valdelacalzada en la Prensa y (en la Propaganda) 1947-1975 publicado por esta cronista en 2021
En los años 80 casi todas las familias de Valdelacalzada tenía un hijo, un hermano o un familiar emigrado. Los veranos, el pueblo aumentaba la población casi al doble y en las casas se extendían colchones y camas turcas para dar cabida a aquellos visitantes que nos traían el frescor de la ciudad, la moda y su bienestar con sus buenas ropas y coches nuevos. Eran veranos alegres porque los padres podían disfrutar de la presencia de sus hijos que llegaban con sus jóvenes familias y los hijos podían tener unas vacaciones baratas y contar sus aventuras de la ciudad, muchas veces, las más, con su dosis de fantasía que dejaban a sus vecinos con la boca abierta.
El sentimiento de pertenencia a este pueblo aún no se había perdido y por ello desde 1983 comenzó a celebrarse en pleno verano la fiesta del emigrante con una serie de actividades dirigidas a hacer protagonista a esas personas que nos habían dejado y que los demás seguíamos considerando nuestros vecinos.
Eran actividades deportivas y sobre todo verbena que abarrotaba la plaza de gente de todas las edades. Era frecuente que en la inauguración leyera un pregón o un poema algún vecino emigrado.
Aquella fiesta desapareció definitivamente porque los que vinieron después en el ejercicio de la alcaldía entendieron que no era necesario, pero yo creo que aún en 2022 siguen llegando cada verano esos vecinos que tuvieron que marchar y que sienten que Valdelacalzada sigue siendo su pueblo, en el que pasaron su niñez y que no supo darle la oportunidad para quedarse. Ahora pasado tantos años, y que todos ellos peinan canas hace tiempo, cuentan las dificultades que encontraron en sus lugares de destino, el problema del idioma y que eran considerados ciudadanos de segunda o tercera categoría, en el caso de los que emigraron fuera del país. La soledad y el desarraigo en aquellos barrios obreros en los que perdieron su identidad. La necesidad de contactar con otros emigrantes y crear un nexo común a través de las Casas de Extremadura donde el folklore y el amor por la tierra forma parte de su ideario.
Se les ve disfrutar con las actividades que tienen que ver con nuestras raíces como los grupos de coros y danzas, las verbenas o la fiesta del colono. Sus ojos se llenan de agua cuando recuerdan a sus padres y familiares desaparecidos y su boca de palabras de emoción recordando su infancia transcurrida entre las paredes blancas de este pueblo.